Cuando tenia como 5 años estaba convencido de que veía a Dios. Que Dios era mi vecino de dos casas mas abajo. Recuerdo, como crecí en Valparaiso y además vivía en el cerro (donde mas podrías vivir si naces en Valparaiso) a orilla de una calle muy transitada, o al menos así lo era para el criterio de mi madre.
Era por esto que no me dejaban salir mucho a la calle. Jugaba en el patio a chutear la pelota contra el muro o a hacer guerras con los Thundercats que tenia o algo con los autos de juguete. pero en ocasioens no me aguantaba la tentacion y abría a la puerta solo un momento para asomarme y mirar hacia la casa del aldo. Alli, sentado en la entrada del jardín estaba Dios. o al menos eso creía yo a esa edad.
Ahí vivía un abuelo del cual desconozco su historia. Según yo ahora creo que debe haber tenido unos 90 años, pero para mi se veía tan mayor. Y como mi madre siempre me hablo del "Tatita Dios" ese señor fue mi imagen de Dios por mucho tiempo, con su traje negro, su beatle con cuello, sus lentes gruesos de marco negro y su paso cansado y lento. El me veía pasar y me miraba, en ocasiones me sonreía, quizás extrañado de que yo siempre me detuviera a contemplarlo.
Pero estaba tan convencido de que mi vecino era Dios
Era por esto que no me dejaban salir mucho a la calle. Jugaba en el patio a chutear la pelota contra el muro o a hacer guerras con los Thundercats que tenia o algo con los autos de juguete. pero en ocasioens no me aguantaba la tentacion y abría a la puerta solo un momento para asomarme y mirar hacia la casa del aldo. Alli, sentado en la entrada del jardín estaba Dios. o al menos eso creía yo a esa edad.
Ahí vivía un abuelo del cual desconozco su historia. Según yo ahora creo que debe haber tenido unos 90 años, pero para mi se veía tan mayor. Y como mi madre siempre me hablo del "Tatita Dios" ese señor fue mi imagen de Dios por mucho tiempo, con su traje negro, su beatle con cuello, sus lentes gruesos de marco negro y su paso cansado y lento. El me veía pasar y me miraba, en ocasiones me sonreía, quizás extrañado de que yo siempre me detuviera a contemplarlo.
Pero estaba tan convencido de que mi vecino era Dios
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